Nuestra historia esperando por vos
La fagmentación de las fuerzas políticas condujo a la inestabilidad política del período,del propio sector, dado que toda la oposición unida tuvo fuerza para derrocar a un gobierno, pero ninguna de las partes tuvo la suficiente fuerza como para permanecer en el gobierno al quedar sola, incluyendo el caso de los gobiernos militares. En realidad, los golpes eran impulsados por la sociedad en su conjunto, la impaciencia por ver resultados inmediatos de lo que se emprendía, más la urgencia de que llegaran al gobierno los representantes del propio sector, hacía del Tiempo un obstáculo y no un espacio necesario para el logro de los objetivos. Ocurre que la democracia, efectivamente, es más lenta que el autoritarismo: requiere el consenso para los proyectos, la vía parlamentaria para la implementación de los mismos y un poder judicial independiente para zanjar los conflictos.
El respeto de las reglas de juego democrático fue interpretado como muestra de debilidad. El país, desde la derecha a la izquierda, entró sin darse cuenta en la lógica de la fuerza y la violencia; todos los esfuerzos para buscar el consenso y un proyecto común empezaron a carecer de sentido, cuando no a ser sospechosos.
Después de independizada la India los periodistas preguntaron a Gandhi por qué mantenía expuestos los retratos de los virreyes británicos en la casa de gobierno, a lo cual Gandhi respondió que era imposible borrar la historia
En la Argentina, a pesar del clima de violencia y de parecer una sociedad sin rumbo, también iba a llegar el cambio.
La diplomacia siguió las marchas y contramarchas de la política general, lo cual fue en desmedro del país. Las divisiones y subdivisiones internas llevaron al debilitamiento de las posiciones adoptadas.
El resultado fue que tras el largo período de política zigzagueante, el país fue considerado "poco confiable" para la comunidad internacional en su conjunto. Para EEUU y Europa, a causa de sus indecisiones, la violación de los DDHH y la Guerra de Malvinas, en la cual Argentina apareció como agresora contra un miembro destacado del grupo. Para los países socialistas, por la persecución que los gobiernos militares habían ejercido contra quienes simpatizaban con su ideología. Para los No Alineados, la incorporación de la Argentina en 1973, su retiro en 1976 y el temporario regreso en 1982 eran signos de una trayectoria poco estable. Los países de la región no estaban seguros de poder contar con la Argentina entre sus aliados.
El balance no resultaba satisfactorio para nadie.
El objetivo de los gobiernos de facto fue consolidar una economía capitalista, sin presiones distributivas de los asalariados, teniendo como valores la modernización del Estado y la industrialización. los gobiernos constitucionales del período apuntaron a lo mismo, pero con intentos de distribución de la riqueza. Los medios utilizados difirieron, con los resultados consignados en cada presidencia. Hubo planes de estabilización en 1959, 1962-1963, 67-69, 73-74, 76-80 (tanto en gobiernos civiles como de facto).
El saldo final del camino en zigzag es elocuente: el 10 de diciembre de 1983, cuando los militares entregaron el gobierno a un presidente constitucional, al inflación anual era de 433,6% (1976: 349%); la deuda externa de 45 069 millones de dólares (1975: 7875 millones). El aparato productivo estaba descalabrado; la corrupción instalada en el sist. económico; la especulación, la "plata dulce" y la indexación quedaron impresas en la memoria colectiva. La cultura del trabajo estaba destruida.
La rigidez adoptada por los distintos sectores de la vida nacional condujo a la quiebra del sistema republicano cuatro veces en 28 años y a tener 18 años de gobierno de facto y sólo 10 de gobierno constitucional. Las instituciones republicanas fueron muy débiles y no resistieron el enfrentamiento con los partidos políticos, los sindicatos, el ejército, las organizaciones económicas, la guerrilla, que descreídos de la democracia y en nombre de la libertad, la igualdad, el orden y la justicia buscaron imponer sus intereses usando la fuerza. Se impuso la lógica de la violencia.
En este período, las fuerzas equivalentes y contrarias se anularon entre sí. El resultado fue la masificación de una cultura superficial, semivacía, con valores acordes. Una vez que se anularon las libertades y que se suprimió el debate acerca de la pobreza y el subdesarrollo quedó solo la cultura de los mensajes publicitarios, brillantes, inmediatos, fáciles, consumistas; la galería de "ricos y famosos" respondía a esta pauta y se convirtió en modelo de identificación general.
En reacción se generó una cultura rebelde, contestataria, que se expresaba en forma subterránea (underground); artistas desconocidos para el gran público hicieron música y representaron piezas teatrales en sótanos, galpones o bares fuera del circuito comercial.
Los carriles parecían paralelos, sin contacto. Para la sociedad en su conjunto, el futuro se redujo a pensar en el día siguiente.
Es interesante detenerse en el concepto de ORDEN, debate tácito subyacente en la cultura del período. El autoritarismo percibe la orden como: I. uniforme, absoluto: la ideología de quienes detentan el poder es una verdad indiscutible y válida para todos; II. vertical: se impone desde arriba hacia abajo; III. fijo, inamovible: no cabe el debate ni el disenso; IV. compulsivo: el uso de la fuerza es lícito para imponer la opinión gubernamental.
La democracia percibe la orden como: I. horizontal: se respeta la libertad de pensamiento y opinión; todas las personas, cualesquiera sean sus opiniones y/o ideologías tienen los mismos derechos y obligaciones ante la ley; II. consensuado: se busca el acuerdo social y el respeto de las "reglas de juego"; III. dinámico y perfectible: se reformula permanentemente; su variación está vinculada al aprendizaje social de nuevas y mejores posibilidades de convivencia y crecimiento.
La democracia era un proyecto emergente en una sociedad en transición a la que le costaba dejar atrás el autoritarismo, proyecto que prevaleció durante largos años.