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En el período de la organización nacional, el país logró definitivamente el reconocimiento externo de casi todos los estados europeos.
Se decidió seguir la línea del Atlántico en las relaciones con Europa y Estados Unidos, dejando de lado las vinculaciones con los estados del Pacífico e ignorando los movimientos americanistas. La hegemonía en la cuenca del Plata llevó al país a la más cruenta de todas las guerras: la de la Triple Alianza, que produjo grandes pérdidas humanas y materiales, sin obtener significativas ventajas territoriales.
Después de la dura experiencia de la guerra, los primeros presidentes buscaron medios pacíficos para fijar los límites con los estados vecinos. El mayor éxito se obtuvo con Chile: utilizando la negociación y la acción en los territorios en conflictos se pudo asegurar la soberanía en la Patagonia y firmar el tratado de límites más importante del siglo.
En el período1852-1880 se produjo una profunda transformación económica que estableció las bases de la expansión y la modernización, vinculando al país con los estados más desarrollados de su tiempo, como productor de materias primas y siguiendo el más amplio liberalismo.
Los principales logros fueron la expansión ganadera, el incremento del comercio exterior, la atracción de capitales externos, la construcción de ferrocarriles, los comienzos de la colonización y producción agrícola,la organización de empresas de servicios, el crecimiento del sistema bancario.
También se comenzaron a advertir algunos problemas derivados de este desarrollo: crecimiento desequilibrado, concentración económica en el Litoral y decadencia del interior, tendencia a la especialización o monoproducción regional y nacional, frustración de las tendencias industrialistas por falta de protección y crédito, desequilibrio del sector externo por superar las importaciones a las exportaciones, excesiva especulación, creciente endeudamiento exterior.
En 1880, el país había superado la crisis de 1873-76 y estaba en condiciones de iniciar la expansión económica. Las generaciones posteriores serían las encargadas de evaluar los resultados y en caso necesario corregir el rumbo.
La sociedad de la organización nacional fue una sociedad de transición entre la argentina criolla tradicional y la moderna. La inmigración, artificial o dirigida, característica de esta etapa, dio resultados en Santa Fe y Entre Ríos con la instalación de colonias. Se establecieron las bases para la transformación de la sociedad, que se profundizará en el periodo siguiente: el incremento de la población blanca, como consecuencia de la inmigración y el gradual desplazamiento del indio y el gaucho en el litoral.
El interior mantuvo una mayor proporción de la población nativa y mestiza. Su crecimiento poblacional fue escaso y conservó los hábitos y costumbres de la etapa anterior.
Las regiones patagónica y chaqueña, en manos de los indios, eran los territorios que el blanco se aprestaba a incorporar a la “civilización”.
En este período, de gran significación para la vida argentina, se establecieron las bases del país moderno, dando origen a las instituciones culturales y educativas que se desarrollarán con plenitud en la etapa siguiente.
Se inició el proceso de “civilización” mediante la adopción de la cultura, las artes, las letras y las costumbres inspiradas en modelos europeos. Sin embargo, lo nacional sobrevivió en la literatura; una de las mejores piezas, El gaucho Martín Fierro, demostró con su éxito de público el interés que despertaba una obra que planteaba los problemas reales de un amplio sector de la población y utilizaba el lenguaje gauchesco. En el circo, Juan Moreira tuvo una repercusión semejante.
En educación se reformaron o se crearon instituciones fundamentales para la expansión del sistema educativo con la finalidad de hacer efectiva la propuesta: “hay que educar al soberano”.