Nuestra historia esperando por vos
Terminada la Guerra de la Independencia, se inició el periodo del reconocimiento por parte de Portugal, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. A pesar de ello, el colonialismo imperante originó varias intervenciones de estas potencias en la región, que derivaron en conflictos diplomáticos y guerras.
La intervención británica en la región fue una constante. Las formas adoptadas fueron diversas: el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, la mediación durante la guerra con Brasil, la anexión por la fuerza, el bloqueo y la intervención armada para imponer a Rosas la libre navegación de los ríos.
Dos graves problemas de nuestras relaciones exteriores se originaron en este periodo: la anexión por la fuerza de las Islas Malvinas al Imperio Británico y la expansión chilena en el Sur del continente.
El aspecto más destacable fue la defensa que, frente a la agresión de Francia y Gran Bretaña, hizo Rosas de la independencia política, afirmando la presencia de la Confederación Argentina en el mundo.
Los proyectos de organización económica no lograron conciliar los intereses económicos de las distintas regiones. Fracasado el intento de organización unitaria, los federales no lograron superar sus diferencias con respecto a la antinomia liberalismo-proteccionismo. Finalmente la realidad impuso una reorganización regional que vinculó a los pueblos del interior con el desarrollo de la economía chilena, boliviana o porteña.
Buenos Aires incrementó de manera asombrosa su riqueza ganadera. Defendió ante las demás provincias sus privilegios sobre el manejo de los derechos de aduana y la exclusividad de su puerto, oponiéndose a la organización política y económica del país.
La ganadería y el comercio exterior crecieron sensiblemente. Sin embargo. en el orden económico, el país estaba fragmentado. La reorganización económica debía derivar de la postergada organización política.
La sociedad de los años centrales de la Argentina criolla se caracterizó por la estructura bipolar integrada por una clase alta minoritaria, dueña de la tierra y una numerosa clase baja; sólo en Buenos Aires existía un limitado sector medio.
Una profunda división política intensificó los enfrentamientos; la militarización y la violencia alcanzaron mayores niveles que en el período anterior. Se justificó e impulsó la organización de gobiernos fuertes, personalizados en los caudillos, capaces de restablecer el orden.
Las clases populares, integradas al partido federal, tuvieron cierto protagonismo.
Las costumbres telúricas y las tradiciones fueron mantenidas y exaltadas por sus jefes; sin embargo este fenómeno no implicó cambios en la estructura social.
Hacia fin del período, al disminuir los conflictos, la sociedad cansada de luchas requería transformaciones que pusieran fin a la violencia y el personalismo, dando lugar a instituciones basadas en una legislación que asegurase la paz y la libertad.
Los años centrales de la Argentina criolla se caracterizaron por el enfrentamiento de las distintas corrientes culturales que se manifestaron desde el Virreinato: la ilustrada, que a través del partido unitario intentó una reorganización cultural sobre la base de modelos europeos, y la hispano-criolla, que se impuso con los caudillos apoyados por los sectores populares, conservadora de la religión y las tradiciones.
La guerra interior y exterior comprendió gran parte del período, de allí que los emprendimientos culturales fueron escasos y no pudieron ser sostenidos.
La reforma educativa, emprendida en tiempos de Rivadavia en la provincia de Buenos Aires, no tuvo continuidad debido a su poca adaptabilidad a las características de la sociedad, las guerras civiles y a la política de Rosas. La Universidad de Córdoba y la de Buenos Aires lograron mantenerse, pero con serias dificultades. No hubo avances significativos en educación, salvo en Entre Ríos, donde el Colegio de Concepción del Uruguay se transformó en el centro educativo más importante del país.
Sin embargo, fue en esta etapa cuando surgió y maduró el pensamiento de la generación romántica, que buscó en el pasado revolucionario los rasgos distintivos de la nacionalidad y elaboró un proyecto para la reorganización definitiva del país, tratando de conciliar la realidad argentina con los modelos europeos.